Metamorfosis Ambulante
Tom Coelho*
“Se hoje eu sou estrela amanhã já se apagou.
Se hoje eu te odeio amanhã lhe tenho amor.”
(Raul Seixas)
Fueron necesarios dieciocho siglos para que la teoría geocéntrica, según la cual la Tierra era el centro del Universo, formulada por Aristóteles, diera lugar al modelo heliocéntrico de Nicolás Copérnico, con los planetas girando alrededor del sol.
Con todo su conocimiento y reputación, la tesis del propio Copérnico, que defendía la órbita circular de los planetas, fue deshecha en 1609 por Kepler, que demostró que las órbitas son elípticas.
La historia de la humanidad está repleta de pasajes como éstos. Son los llamados paradigmas, que designan modelos científicos aceptados por largos períodos y que determinan todo el desarrollo posterior de las investigaciones y de las ideas.
En la vida en sociedad, somos igualmente regidos por modelos, padrones, normas, reglas y leyes. La inclusión social demanda acatarlos todos, y adaptarse.
La desobediencia a la Constitución nos torna infractores, criminales que deben ser castigados. La inobservancia de las tendencias de la moda nos torna excéntricos, seres despreciables que deben ser renegados.
Estamos produciendo personas estandarizadas, que no piensan, no reflexionan, no elaboran, no opinan. Personas sin identidad, o mejor, con la misma identidad de todas las demás. Personas encuadradas, atrapadas en un plano bidimensional. La clonación llegó al cerebro antes de haber llegado al cuerpo físico.
Lidere, Siga o Salga de Adelante
La teoría evolucionista de Charles Darwin se basaba en los siguientes hechos: los seres vivos se reproducen en progresión geométrica, pero como el número de individuos de cada especie tiende a permanecer relativamente constante, significa que hay una lucha por la vida en donde se consagra vencedor quien mejor se adapta al medio ambiente.
Cuando miro el mundo corporativo de hoy veo con nitidez la aplicación de la tesis darviniana. El número de trabajadores se multiplica exponencialmente, pero como la cantidad de empleos tiende a permanecer estable, o hasta a reducirse, identificamos una lucha por la inserción profesional, en la cual conquista el puesto no el mejor, sino el más adaptado al medio empresa.
El más adaptado puede serlo porque fue indicado por alguien influyente, porque estructuró bien su currículum, porque se comportó adecuadamente en la dinámica de grupo, porque dio respuestas precisas a las viejas cuestiones formuladas durante la entrevista, porque durante todo el proceso utilizó ropas con el corte adecuado y el perfume en la cantidad necesaria.
El más adaptado puede no ser el mejor técnicamente, el más preparado o más competente. Fue apenas el más flexible, dentro de su mediocridad y de su hipocresía calculadas. Importa que él fue el vencedor…
Si usted tiene personalidad suficientemente fuerte, puede ingresar al “sistema” basándose en el modelo descrito encima. Para ello, tendrá que declinar momentáneamente de algunas de sus ideas para, en una segunda instancia, poder expresarlas, buscando influenciar a los que lo rodean. Primero usted se adapta o denota haberse adaptado. Después, propone un nuevo modelo y lo conduce. Así son forjados los líderes corporativos de hoy.
Este puede no ser su perfil, de modo que usted, una vez adaptado, así permanecerá. Así es la mayoría. Así son los liderados.
Existe evidentemente la clase de aquellos que no se adaptan, ni para liderar, ni para ser liderados. Estos son los olvidados.
Ideas e Ideales
Hay una diferencia entre ideas e ideales. No precisamos arraigarnos a los mismos argumentos cuando otros, más convincentes, nos visitan. Es preciso practicar la flexibilidad. Keynes decía: “Cuando cambian los acontecimientos, cambia la idea.” Pero no se debe cambiar la opinión si no se puede cambiar también la conducta.
Los principios son innegociables. Fue la lucha por el ideal de libertad de Escocia que hizo que William Wallace prefiriera su ejecución a jurar lealtad a Inglaterra, como bien retrata la película “Corazón Valiente”, protagonizada por Mel Gibson.
Como ejemplo de esta metamorfosis ambulante que somos, nada mejor que el propio amor y sus idiosincrasias. La tenue raya que separa amor y odio, atención e indiferencia, cariño y omisión.
García Márquez nos enseñó que amamos otra persona no por quien ella es, sino por la persona en que nos transformamos en su presencia. “Amar”, dice Mario Quintana, “es cambiar el alma de casa”.
Muchos son los hogares que la vida nos reserva…
09/02/2004
* Tom Coelho!, con graduación en Economía en la FEA/USP, Publicidad en ESPM/SP y especialización en Marketing en la MMM/SP y en Calidad de Vida en el Trabajo en la FIA-FEA/USP, es empresario, consultor, profesor universitario, escritor y conferenciante. Director de Infinity Consulting y Director Provincial del NJE/ Fiesp. Contactos a través del correo electrónico: tomcoelho@tomcoelho.com.br.
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