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Agenda de 10 Segundos

Agenda de 10 Segundos

 

Tom Coelho*

 

 

“Si no es ahora,iquest;cuándo?”

(Hillel)

 

El despertador suena y usted piensa seriamente en ignorarlo. Sin embargo se levanta, se baña, se cepilla los dientes, se viste y toma un rápido desayuno. Quizás apenas café.

 

En el camino para el trabajo, ya sea en coche o en autobús, el tráfico proporciona sensaciones que le recuerdan “El Grito”, de Edward Munch. ¡Parece que todos decidieron largarse a las calles al mismo tiempo!

 

Tal vez usted se pase una luz roja, tal vez invada el cruce de peatones. Tal vez sea multado, o tal vez no. Es posible que “cierre” a alguien o que alguien lo “cierre” durante una maniobra para cambiar de carril y, aunque arriesgada, no disminuirá en lo absoluto el tiempo de desplazamiento. Tal vez usted sea el objeto o el autor de insultos. Es probable que llegue a destino atrasado.

 

En el trabajo, usted saluda lacónicamente a sus compañeros. Muchos papeles esperan en la caja de entrada, que será vaciada y llenada varias veces en el correr del día. Y que terminará, una vez más, repleta de compromisos. Varias llamadas telefónicas para hacer, recibir o corresponder. Muchos correos electrónicos para leer, contestar e ignorar.

 

Su superior solicita urgencia urgentísima a un proyecto encajonado hace meses. Algún cliente le presenta una queja cualquiera. Usted se la agarra con sus subordinados.

 

Almuerza después del horario normal, en el mismo restaurante y con el mismo sabor ya industrializado en su paladar. Tal vez usted fume un cigarro, quizás prefiera un caramelo de hierbabuena. Tal vez las dos cosas.

 

Y así se pasa el día, hasta el momento de volver a casa, acordándose de Munch, una vez más, durante el trayecto. Tal vez usted vaya hasta un gimnasio para hacer ejercicios, tal vez vaya al conservatorio para practicar un instrumento, tal vez vaya al centro comercial a mirar vitrinas. O tal vez se contenta con el noticiero, la novela y el reality show. Hasta que el despertador suene nuevamente al día siguiente…

 

La palabra es: rutina. Así vivimos y morimos, día tras día, recorriendo los mismos caminos, mecánicamente. Así tornamos nuestras carreras desalentadoras, nuestras relaciones insípidas. Desencanto, alienación y desespero. El placer y la alegría son raros. Y volátiles. Somos completamente infelices en nuestra infelicidad y brevemente felices en nuestra felicidad. Y estamos siempre esperando el día siguiente, cuando todo lo que debía haber sido, y no fue, sucederá.

 

Escucho canciones que me gustaría haber ritmado, leo textos que me gustaría haber escrito, veo productos que me gustaría haber fabricado y conozco ideas que me gustaría haberlas tenido. Entonces me doy cuenta que todo eso fue creado por personas como yo, dotadas de angustias y limitaciones, claro que no son las mismas, pues provienen de un origen, intensidad y amplitud diferentes. Personas que se superan, tal vez no todo el tiempo, tal vez apenas durante una fracción de tiempo.

 

Ya hablé mucho sobre el futuro. Sobre la importancia de tener una visión de futuro, sobre la capacidad de soñar, la habilidad de trazar metas y la disciplina para concretarlas. Y no doy marcha atrás en mis propósitos, porque son principios. No obstante, inventé para mí mismo una nueva agenda. No se compra en papelería, porque en ella no se escribe. No está disponible en versión electrónica, porque en ella no se digita. Su costo es nulo, porque no requiere ninguna inversión, no exige que se tenga un palm o un bolígrafo, ni siquiera requiere alfabetización. Es una agenda de la mente. Es una “Agenda de 10 Segundos”.

 

A cada amanecer tengo la seguridad de que ése es el momento a ser vivido. Pese a los planos dirigidos para el futuro, con los pies firmes en el piso y los ojos en el firmamento del cielo, la vida sucede aquí y ahora. Por eso, mi agenda no puede contemplar más que los próximos 10 segundos. Tal vez breves, tal vez distantes, tal vez interminables y, tal vez, inalcanzables 10 segundos.

 

Esta conciencia me ha permitido agradecer cada despertar en vez de dudar si me levanto o no. Me ha sugerido dejar pasar a alguien en el tráfico en vez de pelear por tres metros insignificantes. Me ha recordado poder decir “buenos días” a los que me rodean. Me ha incitado a buscar nuevos restaurantes y nuevos sabores durante el almuerzo. Me ha proporcionado el poder de la resignación y de elasticidad delante de las innumerables adversidades que ocurren. No ha sido así siempre. Pero así ha sido siempre que fue posible.

 

Fundamentalmente, la Agenda de 10 Segundos me ha enseñado a agradecer, a elogiar, a perdonar, a disculparme, a sonreír y a amar en el momento en que las cosas ocurren. Y eso posibilita que amistades fortuitas se tornen perennes, negocios de ocasión se tornen recurrentes y pasiones de una sola noche se tornen amores de toda una vida.

 

28/02/2004

 

* Tom Coelho!, con graduación en Economía en la FEA/USP, Publicidad en ESPM/SP y especialización en Marketing en la MMM/SP y en Calidad de Vida en el Trabajo en la FIA-FEA/USP, es empresario, consultor, profesor universitario, escritor y conferenciante. Director de Infinity Consulting y Director Provincial del NJE/ Fiesp. Contactos a través del correo electrónico: tomcoelho@tomcoelho.com.br.

 

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Como citar e referenciar este artigo:
COELHO, Tom. Agenda de 10 Segundos. Florianópolis: Portal Jurídico Investidura, 2008. Disponível em: https://investidura.com.br/internacional/espanholespanol/agenda-de-10-segundos-2/ Acesso em: 26 jul. 2024